La Palabra del Mudo
Al buen Julio lo conocí mediante un primo, con ese famoso libro de Jorge Coaguila donde hacia hablar al mudo y de yapa nos entregaba algunos cuentos nunca antes publicados, la mayoría inéditos hasta esa fecha.
Cuentos como La Insignia y La
Encrucijada fueron los primeros que pude leer.
Me cautivo su forma de escribir y
quise leer más, encontré una recopilación de cuentos en donde quedé encandilado
con Los Gallinazos sin Plumas y Por las Azoteas por mencionar solo dos, la
manera de escribir, su humor y sus finales inesperados lo eran todo.
Encontré Dichos de Luder y Prosas
Apatridas que un amigo me presto y me pareció muy ingenioso su tratamiento de
diversos temas sin conexión aparente el uno del otro.
Conseguí dos de las primeras
ediciones de la Palabra del Mudo mientras paseaba por el Jirón Quilca en Lima y
los leí con avidez. Todo lo que fuera de Ribeyro lo consumía, me había vuelto
un fan,
Paso el tiempo y La Palabra del
Mudo salió en una nueva edición en dos tomos adquirí el segundo de ellos y me
volví a enamorar de cuentos como Alineación, Tristes Querellas en la Vieja
Quinta y Solo para Fumadores, que manera de contar historias, que forma tan
magistral de atraer al espectador, de darle un espacio para poder hablar a
aquellos marginados por la sociedad y no solo en los estratos sociales más
bajos, Ribeyro se paseaba entre la clase baja, la clase alta, las provincias de
Perú y diversos lugares de Europa, sus historias se desarrollaban alrededor del
mundo.
Relatos Santracucinos le dio a
Julio la oportunidad de recordar su niñez, de contar su historia por medio de
relatos que oscilaban entre lo hilarante y lo trágico, esos cuentos eran de tan
alta calidad que no podías dejar de leerlos, mi favorito es el más trágico de
ellos llamado Los Otros donde se nos recuerda a aquellos que se fueron, tal vez
demasiado pronto.
Pero Julio nos abrió la puerta y
nos permitió entrar y ver su intimidad a través de su diario íntimo La
Tentación del Fracaso en donde con una claridad de su vocación literaria
absoluta, nos lleva a través de los primeros años de su vida en Lima donde
trabajaba en el estudio de abogados de su tío y se debatía entre este trabajo y
su vocación de escribir, en esa época también era constantemente tentado por la
bohemia en la que muchas veces caía inexorablemente.
Cuando se va a Europa pasa muchas
penurias y tiene que trabajar de cualquier cosa por sobrevivir, luego de a
pocos va consiguiendo mejores trabajos primero en la prensa y luego como
diplomático.
En Europa se ve nuevamente tentado por
la bohemia y las dudas que lo asaltan pues no sentía que fuera un gran
escritor, escribía por temporadas y sentía que el éxito le era esquivo y eso lo
deprimía sobremanera, aunque siempre se levantaba y continuaba adelante.
El Diario termina en 1978 con Julio
casado y con un hijo, trabajando como Diplomático y tratando y llevar a la par
su vocación literaria. Dicen los entendidos que hay mas diarios inéditos, pero
aun no se sabe si alguna vez se llegaran a publicar.
Finalmente, mi afición por Julio me
llevo a conseguir sus tres novelas, su libro en donde se encuentran sus piezas
de teatro y otro titulado la Caza Sutil del que quede prendido, sobre todo por
la sección Proverbiales
No se mi opinión cuente, pero Julio
es a mi gusto junto a Ricardo Palma de lo mejor que ha dado el Perú, y a la vez
bastante versátil pues se paseó por varios géneros literarios con gran
destreza, aunque los cuentos siempre fueron lo mejor que hacía.
Por último, mencionar su biografía
escrita hace unos pocos años por Jorge Coaguila su biógrafo oficial en donde
podemos conocer mas acerca de su vida. Así mismo reconocer la labor del Club
Ribeyro quienes con pasión admirable promueven desde su trinchera la obra del
flaco querido como ellos le dicen.
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